Galicia de Pesca: Tres curiosas reflexiones para compartir sobre la pesca de la lubina en Galicia
Describir los preparativos de una jornada de pesca se hace difícil, y enumerar todo lo que hay detrás de ese día es también una tarea ardua y no exenta de que algo se nos quede en el tintero.
Las condiciones meteorológicas que nos encontraremos ya por propia seguridad, es lo más importante. Conocer de antemano el estado de la mar, altura de las olas, su periodicidad, la intensidad del viento así como las horas de la pleamar y bajamar con su altura en metros, fundamental.
Comprobar el estado del trenzado, rehacer los nudos, preparar y escoger el equipo, los señuelos más adecuados según nuestra visión y criterio para las condiciones que nos vamos a encontrar al día siguiente … y cómo no, poner el despertador para la hora prevista y reflexionar en silencio después si cabe, dónde será el sitio más idóneo para poner en práctica nuestro plan de pesca, imaginando de paso, una jornada para no olvidar, es algo que ya forma parte de nuestra jornada de pesca.
Los recuerdos de buenas jornadas en tiempos pasados ya son tan sólo eso, experiencias y conceptos a recordar o contar, y difícilmente repetibles en la actualidad por la escasez de lubinas si las comparamos con antaño. Con peores equipos y mucha menos variedad de señuelos, disfrutábamos de jornadas de pesca casi imposibles de repetir, y no sólo por el tamaño o el número de las capturas, sino porque de aquéllas, un día con buenas condiciones de mar, con espuma, con olas no excesivamente grandes … suponía los cimientos de una fantástica jornada de pesca. En la actualidad, esas mismas condiciones no nos garantizarán en absoluto capturas, sí disfrutar al menos del medio -que no es poco-, de observar el mar y practicar el lance y recogida de nuestros señuelos, dando valor así también a esta gran afición que tenemos una parte de los pescadores deportivos como lo es, la pesca de la lubina desde costa.
Reflexión …
Cada zona de pesca incluso dentro de una misma costa, tiene sus propias características y la hacen diferente a las demás. El mar de toda una zona de costa no tiene el mismo sustrato. Hay zonas concretas con más o menos arena, algas, canales, pozas … zonas de poco o mucho calado, corrientes más o menos fuertes y marcadas … . Así es que determinados señuelos que para una zona o costa pueden ser los más adecuados o efectivos, no lo son tanto para otra. En mi caso particular, señuelos que en su tiempo fueron tremendamente efectivos en una costa concreta, en la que igual no era necesario conseguir grandes distancias, hoy no lo son tanto porque en esta nueva zona donde pesco, y en la mayoría de las ocasiones, necesito todo lo contrario, conseguir distancias para poder librar rocas que afloran entre las olas, con lo que ahora uso señuelos más pesados para conseguir lances con distancias mayores porque el fondo marino es totalmente diferente … con muchas más rocas y piedras o algas. Con esto no quiero decir que esos señuelos no los haya utilizado más, pues hay circunstancias en diferentes días por el sitio, las mareas, las condiciones del viento y del mar … que sí los pueden hacer más propicios en un momento dado, pues la distancia igual no es lo que más prima ese día concreto.
Al mismo tiempo, una recogida del señuelo normalmente lineal era suficiente para provocar el ataque de la lubina. Hoy en día creo que es necesario realizar más movimientos con el señuelo, ya que se tecnificó mucho más la acción en la recogida por parte del pescador … modificando la velocidad del señuelo durante la misma, con paradas de más o menos segundos, realizando la recogida a tirones cortos, intercalando paradas entre ellos … toda una tesis en sistemas de recogida diría alguno, pero así es … hoy en muchísimas ocasiones creo que no basta con realizar un buen lance y simplemente recoger el señuelo entre las olas o la espuma sin más. La espuma no garantiza que el agua esté tomada o turbia -puede estar clara-dependiendo del sustrato del fondo marino y de algo muy significativo e importante … las corrientes que las circundan.
En todo caso y pese a que cada uno tiene sus movimientos de recogida de los señuelos más que estudiados y comprobados, bien sea por efectividad o por comodidad, considero que las técnicas de pesca de la lubina desde costa evolucionan constantemente enriqueciéndonos cada jornada con experiencias y situaciones nuevas, con lo que cualquier cosa que cambiemos en nuestro proceder, sólo puede llevarnos a mejorar si cabe.
Por otro lado, qué importante es conocer bien tu zona de pesca, observarla y caminar por ella si se puede en bajamar, visualizar y retener en la memoria los canales, las posibles pozas, las piedras o rocas que en ocasiones nos hacen perder un señuelo, las zonas de mayor y menor profundidad … y cómo no, durante la subida de la marea, el sentido de las corrientes que se produzcan.
Reflexión …
En mi caso particular, en A Costa da Morte, que por circunstancias es mi nueva zona de pesca desde hace pocos años, supuso -al igual que muchos días ahora también- numerosos e incontables “capotes” o “bolos”. Recorrí detrás de las lubinas una zona de costa, más o menos amplia, probé a lanzar los señuelos en muchos sitios de la misma, a diferentes horas mareales … observaba cuando podía, todas esas zonas tanto a pleamar como a bajamar y con diferentes estados del mar, y cuando la “postura” o “pesquero” era de mi agrado -por alguna razón, siempre nos gustan unas más que otras- trataba de estudiarla más a fondo si cabe. Caminaba por el pedrero … buscaba las posibles “avenidas o calles de paso” de las ansiadas lubinas hasta que un día comprobé que parte de lo que pensaba o concluía … me funcionó. Aquí no hubo “sonadas” o avisos de buenas zonas de pesca … me gusta ir sólo y descubrir si cabe todas estas cosas de motu propio porque creo que también forma parte de una manera gratificante de entender la pesca deportiva de la lubina, es como un reto constante de aprender y tratar de acercarse cada vez más a pensar como ellas, de disfrutar del entorno que me ofrece la costa y mezclarme poco a poco con él si cabe.
De ahí que animo a compañeros de pesca que compartimos esta afición y que se vean en las mismas circunstancias, a poner esto en práctica, porque los momentos que nos brindarán las situaciones en acción de pesca, siempre serán muy gratificantes.
Como anécdota, recuerdo hace muchos años en la Costa de la Vela cuando iba siempre a pescar al mismo sitio, ahí sí por indicaciones de Eusebio un lugareño de Donón … al principio me entraba alguna sólo de vez en cuando, pero también actué sólo y por desconocimiento de la zona de igual manera … diferentes horas mareales y estados de la mar y memorizando todo para tomar nota después en casa … tres años después se convirtió en una de las zonas más concurridas de pesca y más de un gran conocedor de la zona se sorprendió al ver los resultados de esa determinada puesta …
¿Y en cuanto al tema de la influencia de los colores de los señuelos? … ¿Tema más que hablado? … ¿De qué manera influyen?. Si soy sincero sólo sé por las experiencias propias que sí influye, pero como para plasmar una regla de uso de los mismos aquí no. Todos tenemos las nuestras, las experiencias propias que nos hacen tener mayor preferencia por unos colores que por otros en según qué situaciones de luz y de mar. Entre pescadores unas coincidentes con las de otros, pero en algunos casos dispares … y en ambos casos funcionan.
Reflexión …
Voy a citaros un ejemplo drástico y real pues yo participé este día de la experiencia. Recuerdo hace unos años cuando estábamos tres pescadores vareando -soy más de varear que de spinning- aún en la noche, esperando el amanecer. Otro de ellos era mi maestro Fernando Domínguez. Los tres estábamos pescando con sus señuelos, minnows de 17 cm con el lomo amarillo, y situados relativamente cerca unos de otros. Al poco de empezar a lanzarlos, -aún con oscuridad casi total- empezaron a entrar las lubinas con cierta frecuencia, había mucha actividad … pero sólo le entraban a uno … incluso lanzando al mismo sitio mientras desanzuelaba … no había manera de coger una … hasta que nos dimos cuenta de un insignificante detalle pero en ese momento crucial … los tres minnows eran de lomo amarillo como dije, pero las barrigas eran diferentes … una dorada, otra plateada y la tercera blanca … sólo entraban a la plateada … fue cambiar a este color y los otros dos comenzaron a participar también de las capturas … ¿Qué puedo decir acerca de esto? … aparte de ser una experiencia real y vivida en primera persona no sé muy bien a qué achacar semejante capricho de nuestras amigas: mismo trenzado mismo señuelo y mismo sitio, pero … un detalle que diferenciaba a los tres.
Es más, siempre me inculcaron el uso de ese color de señuelo en cualquiera de sus versiones tanto para la noche, situaciones con poca luz -amanecer o atardecer- o con mar espumado a cualquier hora del día. Mi sorpresa fue cuando un buen amigo de Baiona -Gerardo- me contó y demostró en el pedrero, la efectividad de los colores oscuros para la noche … algo impensable para mí hasta aquel día.
Por todo ello, vuelvo a lo ya expuesto … experimentar, modificar nuestros hábitos de pesca e intentar evolucionar sólo puede traernos eso … más experiencias y momentos de pesca para recordar.
Un saludo a todos y !Hasta la próxima Salitrada¡
Juan C. Lorenzo
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